—¡Escuchadme, hermanos! La poderosa Mano Invisible nos está castigando por consentir pecados como el salario mínimo y la obra pública. ¡Debemos echar trabajadores al desempleo para aplacar su ira y que vuelva a darnos prosperidad!
—¿Ayudarte? ¿Por qué te voy a ayudar? ¡Ustedes son monstruos!
—¡Ya te dije que lo picó una araña extraterrestre mutante!
—Sí, claro. Distanciate de él. "Ningún verdadero escocés" y todo eso.
—Los jóvenes de ahora son muy dependientes de estas cosas modernas. Si les sacás el fuego y el cuchillo de obsidiana, se mueren de hambre.
—Si seguimos así, en dos generaciones se extingue la especie.
—En tu vida anterior fuiste una estrella.
—¿En serio?
—... entonces la estrella expulsó sus capas exteriores, lanzando una gran cantidad de elementos químicos al espacio...
—Oooh.
—Las colecciones de este museo son impresionantes. ¡Y muy valiosas!
—¡Así es! Y las protegemos con una medida muy sencilla. Este tubo de pastillas homeopáticas.
—¿Esto es una medida de seguridad?
—¡Y muy efectiva! Nunca nadie robó un museo protegido por un tubo de pastillas homeopáticas.
—Hum... ¿Cuántos museos de esos hay?
—Ah, bueno, si vamos a empezar a defender los intereses de los grandes laboratorios...
—Estás como estás porque no te esforzás. Mirame a mí. Yo trabajé, me esforcé, hice sacrificios, y al final logré mi objetivo de nacer en una familia de millonarios.
—Bueno, tampoco es para tanto. A fin de cuentas, cuando solté la soga yo no tenía intención de que te cayera un piano en la cabeza. Te pido disculpas si te sentiste aplastado por un piano.