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martes, 3 de julio de 2012

Cook Jesus Day: Los resultados

Cook Jesus Day

Aunque sea difícil de creer, alguna vez fui niño. Aunque sea aun más difícil de creer, ese niño que fui era católico. Asistía a clases de catecismo religiosamente (nunca mejor empleada la palabra) y entonaba con fervor los himnos en misa. Y de aquellos recovecos de la memoria llegan, levemente modificados por el tiempo y las circunstancias, estos versos:

Adobaré, adobaré,
adobaré, adobaré,
adobaré a mi Señor.

¡Y adobado ha sido! Adobado, y asado, y cocido, y rehogado, y sazonado. ¿Por qué? Porque hay gente que no quiere que lo adobamos, ni lo asemos, ni lo cozamos, etc. Gente que promulga leyes antiblasfemia (conocidas en Occidente bajo el eufemismo de “defensa de los sentimientos religiosos“) y arrastra a los tribunales a quien no las acate.

¿Qué hacemos nosotros en respuesta?

Sí, señor. ¡Blasfemamos más alto! ¡Subimos la temperatura del horno! Y declaramos al último viernes de junio como Cook Jesus Day.

La respuesta ha sido, en mi opinión, satisfactoria. ¡Ha habido más de diez participaciones! Puede no parecer gran cosa si se lo compara, por ejemplo, con el Día de Dibujar a Mahoma; pero la cifra se debe examinar a la luz de las siguientes consideraciones:

  1. Alcance: Este blog tiene un público satisfactoriamente numeroso, pero, por fuerza, limitado.
  2. Dificultad: Cocinar es más difícil que dibujar.
  3. Desinterés: A la gente le resulta más atrayente burlarse de la religión cuando no se trata de la suya propia.
  4. Miedo: Los abogados católicos son mucho más numerosos que fanáticos islamistas. Y tienen más poder.
La pulga snob no puede hacer mucho con respecto a los puntos 1 y 2, pero, con un poco de suerte, quizás contribuya a relajar el 3. Y, con respecto al 4, no sé cuánta valentía hay en el acto de cocinar un personaje mitológico, pero ciertamente requiere un poco de audacia ir contra la idea socialmente instalada de que las creencias merecen “respeto“.

Pasemos, pues, a conocer a los audaces que han participado de Cook Jesus Day.

Las recetas


Ha habido, en principio, recetas metafísicas puramente espirituales, desprovistas de toda sustancia. Por ejemplo, ésta remitida por Walter R. Ojeda Valiente, de Paraguay:
Se toma un Cristo de 33 años (aunque puede ser un poquito más), se lo coloca en medio de dos pavos comunes, al Cristo se le hace un agujero a la altura del corazón, se lo rellena con abundante pan y vino tinto, se lo cubre con abundantes lágrimas virginales (ojo, lo importante aquí es comprobar que realmente sean virignales, hay que revisarla bien a la lagrimeadora para asegurarse), se lo mete en un horno que esté al máximo desde hace muchos años, y al tercer día saldrá solito, fresquito y listo para ser comido y bebido durante miles de años y por millones y millones de personas.
En una vena similar, Orgullo Ateo nos educa sobre la importancia de la hostia como modo de conserva. Y nadie menos que el comandante Vimes, de la Guardia de Ankh-Morpork, incrementa nuestra cultura histórica y nos trae la receta de Jesucristo a la brasa.

¡Mas no todas las contribuciones han sido ideales platónicos! Algunas de las recetas tienen una manifestación en el mundo físico, como el Cristofado de cordero de Dios al clavo, de Multivac (Aitor Ameztegui).


Por su parte, Alejandra Jaime ofrece desde México un delicioso Jesús enfrijolado.


Ha habido quienes apostaron por la blasfemia doble (¿“doblasfemia”?), agregando al ingrediente crucificado una pizca de Monesvol. Tal ha hecho Lonjho (Andrés Tonini), también de México, con su pastel de Jesús con pasta.



De la misma manera procedió V for Vancouver, de México.



Y también Guido Núñez-Mujica, de Chile.


Guido dobla la apuesta con... ¡Jesushi!


Y Julio Plaza, malvado científico oficial español, prepara este pepino al Gólgota, para disfrutar (tanto como un pepino pueda disfrutarse) con música de Händel.


¿Y el postre? ¡Que no falte el postre! Otra vez desde México, TORK (alias “el Bizcocho de Montecristo”) busca tentarnos con este panquecito, cupcake o como ustedes prefieran llamarlo.


Y el Doctor Mapache, de España, hornea este crucificado, que no estoy seguro de si es o no un postre, pero que de todas formas está para chuparse las zarpas.


Mariana Moya nos alcanza desde México un plato de “waffles a la Yisus”.


Mariana nos cuenta:
Conmemorando la crucificción en el Gólgota, aderezamos a los incautos crucificados con deliciosa sangre de cristo y degustamos a María y a Juan en forma de sacras uvas al pie de la cruz. ¡La sangre de cristo nunca fue tan espesamente dulce y deliciosa! Puede acompañarlo con las lágrimas de nuestra señora o bien leche con café.
Silvia Alba, de España, hornea ante nuestros propios ojos una sabrosa Cristo-Cookie.

 

Y no por haber llegado fuera de término dejaré de mencionar la propuesta minimalista de De Avanzada.


 

Y los ganadores son...

Tras esta opíparamente sacrílega jornada, se impone elegir ganadores. ¿Quiénes será dignos de ser dibujados por el autor de La pulga snob? No diré que ha sido fácil, pero, tras cavilar un rato, di con un criterio que puede pasar por objetivo. La recompensa irá, pues, a aquellas personas que crearon algo verdaderamente comestible y, además, documentaron el proceso. Definido por extensión, el conjunto queda constituido por:
  • Silvia Alba
  • Doctor Mapache
  • Julio Plaza
¡Felicidades! Pueden ustedes elegir entre un avatar personalizado o un cameo en este blog.

Y, habiendo cumplido mis obligaciones protocolares, anuncio que La pulga snob cierra de esta manera su cuarto año y se tomará un breve receso. Las actualizaciones se reanudarán el martes 24 de julio. ¡Muchas gracias y hasta pronto!

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Diseñador gráfico, tecleador con pretensiones, pseudopoetastro impune. / Graphic designer, pretentious key stroker, unpunished pseudo-poet.

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